
Iniciar un nuevo empleo suele ser motivo de ilusión, pero también puede desencadenar inquietudes. El período de prueba representa una etapa de evaluación mutua, tanto para la empresa como para el trabajador. Es natural que surjan emociones como la ansiedad o el temor al fracaso. Comprendemos la importancia de acompañar este proceso no solo desde lo legal o contractual, sino también desde el bienestar emocional del trabajador.
En este artículo que hemos preparado con la colaboración de los expertos en asesoría laboral en Madrid del despacho Abogados Durán, analizamos y te compartimos recomendaciones prácticas para enfrentar este momento con mayor serenidad y confianza.
¿Qué y cómo es el período de prueba?
Uno de los factores que más ansiedad genera es la falta de claridad sobre lo que se espera durante el período de prueba. Por eso, el primer paso para afrontar esta etapa con seguridad es conocer sus características. Se trata de un lapso legalmente establecido, incluido en el contrato, durante el cual ambas partes pueden decidir si continuar o no la relación laboral.
Su duración varía según el convenio colectivo o el tipo de contrato, pero siempre debe estar debidamente reflejada por escrito. Entender que es un mecanismo formal y común en las empresas ayuda a despersonalizar su existencia y reducir el miedo a ser juzgado constantemente, nos aconsejan desde el bufete Abogados Durán, expertos en asesoría laboral en Madrid.
Comunicación abierta
Uno de los errores más frecuentes durante este período es evitar el diálogo por temor a parecer inseguro. No obstante, desde una perspectiva profesional, la comunicación asertiva es una de las competencias más valoradas en los nuevos talentos, nos dicen los especialistas en asesoría laboral en Madrid de Abogados Durán
Solicitar retroalimentación, preguntar ante una duda o compartir inquietudes con respeto no solo fortalece la relación con el equipo, sino que también demuestra iniciativa e interés genuino por aprender. Recibir comentarios constructivos permite ajustar a tiempo el rumbo y crecer dentro del puesto.

Gestiona las emociones
La ansiedad y el temor no deben reprimirse ni ignorarse, sino entenderse como reacciones humanas frente a lo desconocido. Es clave reconocer esas emociones sin dejar que dominen el comportamiento diario. Para ello, recomendamos implementar pequeñas rutinas que ayuden a mantener la estabilidad emocional: respirar profundamente antes de una reunión importante, tomar notas para evitar bloqueos mentales o darse espacios breves de descanso cuando sea posible.
Recordar que no se espera la perfección, sino la actitud de mejora constante, puede aliviar la presión interna.
Confianza en ti mismo
La autoconfianza no siempre es un estado emocional, sino una consecuencia de nuestras propias acciones. Durante el período de prueba, es útil enfocarse en metas pequeñas y alcanzables que generen sensación de logro. Puntualidad, buena disposición, cumplimiento de plazos y una actitud colaborativa son señales visibles de compromiso.
Cada avance, por mínimo que parezca, suma a la percepción que los demás construyen sobre nosotros. En este sentido, trabajar en la imagen profesional es tan importante como el desarrollo de habilidades técnicas.
Busca apoyo sin miedo
Muchas personas sienten que pedir ayuda en el trabajo es señal de debilidad, especialmente al inicio. Desde una asesoría laboral, insistimos en que la capacidad de buscar apoyo es una fortaleza laboral clave. Ya sea con compañeros más experimentados o con recursos internos de la empresa (como programas de mentoría o acompañamiento), es aconsejable construir una red de confianza desde el primer día.
Hablar con personas de fuera del entorno laboral, como familiares o amigos, puede ayudar a poner en perspectiva las situaciones y aliviar tensiones acumuladas.
Cambia tu forma de verlo
Es fundamental cambiar la mirada sobre esta etapa. En lugar de verla como un juicio constante, puede ser entendida como una oportunidad para crecer, descubrir nuevas capacidades y conocer si el puesto realmente se ajusta a nuestras expectativas.
Las empresas también están observando si su cultura, ritmo y estilo de trabajo son adecuados para ti. Es un proceso de evaluación mutua, no un tribunal unidireccional. Este cambio de enfoque disminuye la presión interna y permite actuar con mayor autenticidad.












