Desde que somos pequeños, se nos ha contado que las brujas, por naturaleza, son personas viles. En cuentos infantiles, como también en películas u otras historias nos han dicho que estos seres eran capaces de cocinar niños en una cacerola, como también de envenenar a miles de personas con tan solo una pócima.
Su rostro no es de los más bellos, ocultándose siempre en sitios siniestros y con una risa endiablada. Todo esto causa en muchas personas traumas que nacen de pequeños y que van tomando forma conforme crecen, desarrollando una aversión y miedo a las brujas enorme. Para que puedas descubrir todo sobre esta fobia, te indicamos más abajo toda la información que hemos recogido.
Cómo se llama el miedo a las brujas
El término que se utiliza para denominar el miedo, no solo a las brujas, sino también a todo lo relacionado con ellas, como la brujería o la santería se llama wiccafobia o vicafobia, según la terminación que prefiramos, ya que el prefijo wicca significa bruja en femenino.
El origen del miedo a las brujas se remonta mucho más atrás de las famosas quemas de brujas que se realizaron por el siglo XVI y XVII, ya que se tiene constancia de ellas desde los principios de la humanidad, cuando las sacerdotisas o brujas realizaban todo tipo de rituales, no solo con animales, sino también con sacrificios humanos, algo que fue calando en la cultura y sociedad antigua, tachando a estas mujeres como seres malvados y sin corazón, quedando además, reflejado en cientos de escritos.
Causas de la fobia a las brujas
La fobia a las brujas para muchas personas está justificada, ya que, tal y como cuentan las leyendas, estas mujeres tenían en sus manos la posibilidad de curar cualquier herida o enfermedad, como de la misma manera causarla, provocando, si lo deseaba, la muerte en cuestión de segundos con un dolor muy agudo o sin dejar rastro alguno. De igual manera, son muchos otros poderes que se le asignan a las brujas y es por esto, que la vicafobia no solo se centra en estos personajes, sino también en la propia brujería o en la magia, aunque dichos elementos cuentan con su propia terminología para su miedo.
No hay que extrañar, por lo tanto, que existan personas que teman a las brujas por todos los poderes que se le asignan, como también la capacidad que tienen de hacer el mal o dañar. Esto hace que el afectado se sienta debilitado y cualquier posible enfermedad que haya contraído o accidente se le asigne a esta figura, consiguiendo que esté en todo momento en alerta, muy asustado y nervioso, o incluso que su cuerpo comience a notarse más débil, más cansado y por lo tanto, comiencen a ocurrirle cosas que se le achacarán a un mal de ojo de una bruja o a algo contaminado por ellas.
Cómo superar el miedo a las brujas
La wiccafobia era más habitual que se diese en los siglos en los que ocurrían las principales quemas, ya que el clero y los nobles hacían campaña contra estas mujeres que se salían de lo normal, causando un gran temor entre los habitantes de los poblados, pensando que cualquier perdida de un familiar a causa de una enfermedad o malestar era causada por la mano de una de estas brujas.
En la actualidad, aquellos que sufren este miedo siguen pensando que existen este tipo de personas y que pueden atentar de una manera silenciosa contra la salud de uno mismo, como también por la de los allegados. Este miedo les hace sentirse paranoicos, empezando a asociar mujeres mayores de edad o ancianas que tengan un rostro deforme o feo con una bruja, por lo que intentarán esquivarlas o que no les toque o mire, aunque poco a poco esto se puede ir transformando y evolucionando a un desprecio de cualquier mujer, algo que ya ocurrió en la Edad Media, puesto que en dicha época se llegaron a quemar no solo ancianas, sino también mujeres jóvenes o niñas.
Cómo perder la fobia a las brujas
A diferencia de muchos miedos y fobias, enfrentarse con el problema resulta algo más complicado, ya que este personaje no existe, por lo que se deberá de tratar de una manera mucho más diferente.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que una terapia o tratamiento debería de estar seguido y recomendado por un especialista o profesional, consiguiendo, de esta manera, que se pueda hacer un seguimiento fiel al problema.
Lo que se debe conseguir en la persona afectada es que el pensamiento que se tiene sobre este tipo de personas y sus actos sea redirigido a la realidad. Las brujas y los actos de brujería son irreales, y por lo tanto, no hay nada que temer. Un terapeuta o profesional lo que hace es dialogar con el que sufre la vicafobia, haciendo que cambie su pensamiento, razonando con él hasta llegar al lugar más adecuado, y una vez que ha conseguido ver que las brujas no son lo que dicen ser, se deberá de cambiar la terapia a un tratamiento para mejorar su comportamiento, tanto en la calle como en su vida diaria.
Se debe conseguir que el paciente esté en todo momento tranquilo y muy relajado, enseñándole antes que nada técnicas que le ayuden a calmar la mente, a evitar las fases de mucha ansiedad que se relacionan con el miedo a las brujas, como también técnicas para respirar, muy útiles cuando se tienen estos periodos.
Si la situación es muy grave, y la persona realmente tiene un problema a la hora de llevar una rutina de vida normal causada por su fobia, es entonces cuando entran los tratamientos farmacológicos, haciendo que la persona pueda reducir la ansiedad gracias a estos medicamentos, para que, una vez tomados, pueda volver a razonar con el profesional, aunque en estos casos el proceso es mucho más largo y dificultoso, puesto que la persona puede pensar que dichos fármacos están envenenados a causa de la brujería de aquella mujer embrujada que lo está persiguiendo y que quiere el mal en su vida.