El miedo a la noche puede considerarse como algo natural y biológico, ya que ayuda al organismo a que esté en tensión ante posibles peligros que se puedan dar en esos momentos, siendo una reacción que se activa en nuestro cuerpo con motivo a nuestros instintos más primitivos. El problema surge cuando este miedo se convierte en una fobia que nos imposibilita realizar una vida normal y corriente, debiendo de estar en casa antes de que se ponga el sol y evitando salir a toda costa cuando la noche llega. Si te interesa leer sobre este miedo, te aconsejamos que sigas leyendo, pues descubrirás las causas que lo producen, como también los trucos para superarlo.
Cómo se llama el miedo a la noche
Aquellas personas que tienen miedo o ansiedad a la noche se dice que sufren nictofobia, palabra que toma el prefijo nicto, un término griego que significa noche. Aunque temer a la noche es algo natural en el ser humano, puesto que estamos hablando de un ser vivo que biológicamente vive de día y duerme de noche, cuando el miedo se vuelve mucho más intenso, es cuando hablamos de una fobia, ya que puede incluso repercutir negativamente en la rutina diaria de la persona, imposibilitando que pueda salir a la calle cuando el Sol se ha ocultado.
Este miedo irracional a la noche comienza mucho antes de producirse este momento, haciendo que cuando falten algunas horas para que se ponga el Sol, la persona sienta mucho nerviosismo, tanto si se encuentra en la calle, acelerando el paso para regresar a casa, como si se encuentra ya dentro del hogar, bajando las persianas para no ver la calle a oscuras.
Causas de la fobia a la noche
Las causas de la nictofobia suelen estar identificadas con el hecho de que la persona ha vivido una experiencia traumática en su infancia relacionada con este periodo del día. Ya bien puede ser el ataque de un vándalo, una agresión o simplemente que ha escuchado demasiados relatos en los que la noche era un elemento muy negativo y perjudicial, por lo que, cuando empieza a tener cierta edad, dicho miedo crece con dicha persona, haciendo en muchos casos, mucho más grande e imposibilitándole llevar una vida dentro de lo normal.
Por otro lado, también puede tener factores en los que las personas que se encuentran alrededor suyo han dictaminado que la noche es mala, que todo lo que hay en ella es mala, por lo que al final, dicha persona interioriza estas enseñanzas y comienza a vivirlas como propias, evitando de igual manera, por imitación, la oscuridad.
Cómo superar el miedo a la noche
La fobia a la noche puede extenderse también al miedo a la oscuridad, algo que, en casos extremos, puede hacer que la persona viva en constante ansiedad y nerviosismo, ya que necesitará una luz en todo momento, evitando quedarse a oscuras. Su tratamiento es, como en muchos casos de miedos irracionales, el enfrentarse a dichas fobias, siempre y cuando la persona esté conforme de dicha terapia y también sea guiada por un especialista en el sector o cuente con la experiencia suficiente para poner las pautas, comprendiendo cuando está siendo efectiva la terapia o cuando debe reconducirse.
Uno de los consejos para superar el miedo, puede ser el poner en conocimiento de amigos o familiares, expresar el temor que uno tiene a los seres queridos suele ser un paso muy importante para superarlo, ya que estás aceptando que tienes dicha fobia y que quieres ponerle solución. En la gran mayoría de los casos, estas personas apoyarán al afectado, por lo que no se sentirá en ningún momento solo en el proceso de conseguir perder el miedo a la noche.
Una vez hecho esto, se necesitará que la persona sepa relajarse en los momentos de tensión y estrés, por lo que conviene que adquiera técnicas o estrategias para autocontrolarse.
Cómo perder la fobia a la noche
Una de las técnicas que pueden funcionar a la hora de enfrentarse con la nictofobia es hablar con el afectado y conocer cuáles pueden ser los orígenes de su miedo. Conversando con ella podemos descubrir qué es lo que inició este temor tan potente y, por lo tanto, una vez que lo conozcamos, poder enfrentarse a él. No será lo mismo realizar un tratamiento contra el miedo a la noche debido a una agresión o peligro que haya sufrido, que, por ejemplo, alguien que nunca le ha ocurrido nada en estas circunstancias, pero ha creído lo que se le ha dicho al respecto.
Una vez estudiado esto, lo siguiente será poner en conocimiento de las tácticas que se seguirán, como por ejemplo el adquirir en cualquier supermercado o tienda especializada bombillas que puedan regular la luz que emiten. Se deberá de comenzar con la máxima luz, para ir poco a poco apagándola, siempre guiando por lo que sienta la persona y no al contrario. Este ejercicio podrá durar horas e incluso en algunos casos más graves días o semanas, según el miedo que tenga dicha persona. Es importante que sienta nuestro contacto, para que vea que estamos entrando en esa oscuridad con ellos y que no están solos en ningún momento del proceso. Nunca hay que forzar más de la cuenta, ya que lo que puede ocasionar es una reacción contraria a la que nosotros buscamos.
Una vez que se ha conseguido estar, por ejemplo, sentado en el sofá mientras la luz se ha ido apagando, conseguir levantarse y cambiar un poco, tocando lo que hay a su alrededor. Es conveniente que los objetos que haya en su camino no puedan romperse, ya que un ruido de estas características podría ocasionar que la persona vuelva hacia atrás en su avance con su fobia. Una vez que ha practicado en casa, conviene salir, siempre acompañados a la calle, primero por aquellas calles que están muy alumbradas y con afluencia de gente, para que de esta manera pueda observarla y ver que ellos no sienten miedo. El siguiente paso será el pasear por calles en las que no pase nadie, pero todo esto, como decimos, requiere de un proceso paulatino y prolongado en el tiempo, por lo que nunca hay que forzar más de la cuenta.